Necesito un préstamo y soy amo de mi decisión. No necesito un montón, con poco me conformo. Lo justo para no acabar enterrado bajo un arbusto. Trabajaré y devolveré el dinero con intereses que duran meses donde fueses. Soy cocinero, panadero, pastelero salado. Soy simpático como un pato con el pico retorcido. ¿Y si muero con hambre en la sangre?, ¿se dirá que se ayudó a quien sudó?. Este poema anatema es para sobrevivir en un mundo hostil. Vivo en Londres y veo pobres. Gracias.