Por amor de Dios no quiero decir adiós, y me siento tan desolado que la muerte a mi suerte se me antoja el más sabroso helado y un regalo. Publica mi súplica pública ahora antes de que levante el viento o me suicido y lo siento, está decidido. Dame una mano hermano y comparte mi parte con arte por favor y sin pavor, con urgencia sin paciencia. Gracias.