Érase una vez un pez, esta vez no es soez, que quiere paz, y una bota rota que quiere un tacón con razón, para andar bien también, como nada el pescado antes de ser pescado. El pez dijo fijo sin ser pijo “te ayudo porque eres chulo”, y la bota respondió “doy consejos que llegan lejos y te aconsejo pedirme ayuda cuando estés en duda porque me ayudas”. Dame una mano hermano y comparte mi parte con arte, por favor y sin pavor, con urgencia sin paciencia. Gracias.